En la actualidad vivimos permanentemente conectados: un scroll aquí, una historia allá, y frente a nosotros, una vida aparentemente perfecta tras otra. Las redes sociales y la autoestima hoy están más relacionadas de lo que imaginamos, porque aunque estas plataformas están diseñadas para entretenernos, en el camino se han convertido en un escaparate de cuerpos perfectos, éxitos profesionales, viajes de ensueño y estilos de vida que parecen inalcanzables. Y con ello, han abierto la puerta a comparaciones constantes que, sin darnos cuenta, pueden dañar más de lo que pensamos. ¿Te ha pasado que después de pasar un rato en Instagram o TikTok te sientes menos exitoso, menos atractivo o incluso menos suficiente? No eres el único. Las redes sociales, aunque útiles y divertidas, nos exponen a versiones editadas y cuidadosamente filtradas de la vida de los demás: cuerpos esculturales, metas cumplidas a los 25, productividad sin límites y una felicidad constante que, en realidad, no es tan real como parece. Al compararnos con estas imágenes idealizadas, terminamos midiéndonos con una vara que no existe, y eso puede afectar profundamente la forma en que nos percibimos y valoramos a nosotros mismos.
Hoy hablaremos de:
El juego mental que siempre pierdes
La comparación social no es algo nuevo; como seres humanos, siempre hemos observado a los demás para medirnos. Sin embargo, hoy vivimos con acceso 24/7 a la vida de otros a través de nuestros teléfonos, y eso ha intensificado un fenómeno que puede ser muy dañino para nuestra autoestima. Las redes sociales y la autoestima se entrelazan cuando, al exponernos de manera constante a vidas aparentemente perfectas, comenzamos a sentirnos menos capaces, menos atractivos y menos valiosos.
Es fácil olvidar que detrás de cada publicación hay filtros, luces, edición y ángulos calculados. Te ves al espejo y no ves lo que ves en Instagram, pero lo que ves ahí no es 100% real. Te comparas con los logros de otros sin conocer sus sacrificios y fracasos. Incluso, llegas a definir tu valía en función de likes, vistas o seguidores, olvidando que tu valor no puede medirse con una métrica digital.
Reconectando con tu valor personal
Si notas que pasas gran parte del tiempo comparándote, detente y hazte preguntas clave: ¿Estoy usando las redes sociales o permitiendo que ellas definan quién soy? ¿Qué tan real es lo que estoy consumiendo? ¿Cuánto espacio le estoy dando a mi voz interior frente a la de los demás? Estudios respaldan que reducir el tiempo de uso puede mejorar nuestro bienestar. Por ejemplo, una investigación de la Universidad de Pensilvania en 2018 encontró que limitar el uso de redes a 30 minutos al día disminuye los síntomas de depresión, soledad y ansiedad.
Otra investigación señaló que la exposición constante a imágenes idealizadas puede dañar la autoimagen corporal, especialmente en mujeres jóvenes. La psicóloga Jennifer Crocker habla del concepto de “autoestima contingente”, donde nuestra autoestima se vuelve frágil cuando depende de la validación externa. Esto nos recuerda que fortalecer la relación entre redes sociales y autoestima implica recuperar el control de cómo nos vemos a nosotros mismos.
Vuelve a mirarte con ojos propios
Pasar la vida midiéndote con los demás puede alejarte de tu verdadero valor. Las redes sociales no van a desaparecer, pero sí puedes decidir cómo interactúas con ellas. Volver a ti significa pausar, escucharte, reconocer tus logros incluso si nadie los ve y darte permiso para ser tú, sin compararte. La clave está en revisar cómo te defines por dentro: lo que crees sobre ti, el valor que te das y las capacidades que reconoces en ti mismo. Ser auténtico es entender que no necesitas ser perfecto para ser valioso.
Aceptar tu historia, tu cuerpo y tus procesos es un acto de cuidado y libertad. Y cuando te valoras desde ahí, recuperas el control de tu vida desde adentro, no desde lo que muestra una pantalla. Para lograrlo, puedes implementar acciones simples: limpiar tu feed de cuentas que te hagan sentir insuficiente, establecer horarios sin pantallas, publicar lo que te haga feliz, mostrarte sin filtros y reconectarte con el presente. Recuerda, las redes sociales no son el enemigo, pero sí debemos aprender a usarlas para que no nos usen a nosotros. Tu valor no está en una estadística, está en tu historia real, y eso vale infinitamente más que cualquier “me gusta”.
Gracias por llegar hasta el final de este artículo que fue escrito por Liliana psicóloga especialista del Consultorio Psicológico María Paula, lo hice con cariño y entrega para ti, te dejo un video sobre autoestima. Si te gustó, no olvides compartirnos y así llegar a más personas.